Este
cuadro pertenece al artista Bartolomé
Esteban Murillo (1617-1682), su cronología es en el año 1650, es de estilo barroco español,
está pintado al óleo, su soporte es un lienzo de 1,46 x 1,03m y se encuentra
actualmente en Alte Pinakothek, (Munich).
Este
pintor sevillano de nacimiento utiliza unos elementos plásticos de fondo oscuro
y poco elaborado que permite destacar las figuras, en las cuales Murillo
concentra la atención.
En Dos
Muchachos Comiendo Melón y Uvas se recoge una escena de la Sevilla
de mediados del siglo XVII afectada por la crisis económica y la peste.
Aparecen dos niños vestidos con harapos y sucios comiendo fruta que hubieron de
robar para alimentarse. El niño de la izquierda aparece sentado en el suelo
junto a una cesta llena de uvas, y sostiene una raja de melón, entregada por su
compañero de pillerías, mientras come uvas de un racimo. El niño de la derecha
descansa sobre un madero mientras come una porción de melón a mordiscos.
El eje compositivo del cuadro se sostiene sobre dos líneas
diagonales: una, la que une las manos con las que los niños sostienen el melón,
y la otra, la que une las miradas cómplices de los pícaros.
Este cuadro aunque no lo he visto personalmente, es una de las
obras de arte que me encantaría visitar
debido a que es un cuadro que transmite compasión, bondad, esperanza, coraje…
Impresiona observar a los niños con los pies sucios de los niños,
las moscas en el melón e incluso podemos intuir como los muchachos comen
ansiosos porque es la única comida que tienen en lo que va de día.
Este fresco de título “Bóveda de la Capilla Sixtina” fue pintado
por Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564) su estilo se sitúa en el renacimiento (Cinquechento) y está pintado sobre un
muro de 13,7 y 39 m.
Está dividido en una bóveda, una pared norte, una pared sur, y una
pared. La grandiosa
composición realizada por Miguel Ángel entre 1536 y 1541, se concentra en torno
a la figura dominante del Cristo, representado en el instante que precede a la
emisión del veredicto del Juicio (Mateos
25,31-46).
Estos frescos representan escenas de Antiguo Testamento y a siete
profetas, sico sibilas, algunos antepasados de Cristo, ignudi y
niños-cariátide. En total, más de 300 figuras humanas.
Es una
obra de arte que he tenido el placer de contemplar y me trasmitió una sensación
de grandiosidad, esfuerzo, en definitiva algo impensable para haber podido ser
realizado por una persona.
Cuando ingresé en esta sala, no pude hacer otra cosa que dejarme
llevar por el lugar, sus magníficos
frescos parecen te dejan sin palabras, para mi es la mejor obra de arte que
existe hasta el momento.
La meninas
es un cuadro del autor Diego Rodríguez de Velázquez, es otro de los cuadros que
he tenido el placer de observar, su técnica es al óleo y su lienzo mide 3,18 x
2,76 m. se encuentra situado en el Museo del Prado (Madrid).
En
él podemos observar al mismo Velázquez, a la infanta Margarita en compañía de
María Agustina Sarmiento e Isabel de Velasco, también encontramos a un perro,
un enano, el aposentador de la corte y al fondo en el reflejo de un espejo a
los reyes católicos.
Este
cuadro me trasmite naturalidad, me gusta porque refleja la época en la que se
encuentra el cuadro a la perfección. Por un lado la riqueza y por otro la
servidumbre.
Es un
cuadro en el que los detalles de los ropajes de las figuras del cuadro, el
detalle del espejo y el autorretrato del pintor hacen que éste sea para mí
admirado.
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